La propuesta de interculturalidad en el Ecuador, orientada específicamente a la salud, tiene más de dos décadas como tal, aunque sus antecedentes políticos, organizativos, normativos e institucionales se remontan a fines del siglo XX. La ’interculturalidad’ refleja y resume diferentes proyectos políticos, en algunos casos paralelos, en otros complementarios y en otros contradictorios.
Está por un lado la interculturalidad como proyecto de descolonización, formado en algunos casos a partir de procesos organizativos y de reivindicación social o étnica, o en otros como parte de un proyecto de Estado, en algunos casos enmarcado dentro del patrón neoliberal de ’diversidad’, y en otros como respuesta a las demandas sociales.
Desde una visión más general, en el Ecuador, la “interculturalidad en salud apunta hacia la necesidad de buscar formas y mecanismos apropiados para que los diferentes sistemas de salud y de medicina, en este caso indígenas y occidentales, puedan interactuar en forma más armoniosa y complementaria, con el fin de proveer servicios de salud más eficaces y culturalmente pertinentes.
La fundación Sacha Warmi apoya la interculturalidad en salud desde el tema de los derechos en salud y como respuesta a las demandas de las organizaciones indígenas, desde las instancias nacionales y locales (CONAIE/CONFENIAE), regionales (COICA) e internacionales (OPS/NNUU).